2016-ARTICULO ANTON LUACES

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Falar por non estar calada

antón luaces 22.03.2016 | 00:52

´Falar por non estar calada´

Una hora necesitó la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, para demostrar la importancia que ella y su departamento conceden al sector pesquero. Demostró la ministra que el hecho de que su departamento no lleve la palabra pesca en el frontispicio de la sede ministerial ni en los documentos oficiales que de este salen o entran tiene sentido. La pesca no existe como sector en España y los pescadores en cualquiera de sus múltiples facetas han desaparecido como por encanto a pesar de que, en algunas carpetas, pueda aparecer circunstancialmente una Dirección General de Pesca.

Entre las 22.30 y las 23.30 horas del pasado miércoles, día 16 de marzo, García Tejerina fue entrevistada por cinco periodistas (incluido el presentador del programa La Noche en 24 horas de TVE). El búho que es santo y seña de la nocturnidad y la inteligencia no fue suficiente, esa noche, para iluminar a las seis personas que, en teoría, hablaban de la actividad del citado Ministerio de Agricultura. Todos ellos se olvidaron de que Isabel García Tejerina tenía entre sus responsabilidades las del sector pesquero. Se nota que Madrid solo habla de pesca si la ciudadanía piensa en Mercamadrid o en los magníficos restaurantes que, en buena hora, hacen proclamas de sus excelentes cartas con referencias, casi siempre, al pescado o marisco procedente de Galicia.

Al contrario que en el conocido chiste del búho-loro, la ministra se fijó muchos en los problemas medioambientales del archiconocido hotel El Algarrobico. Lo hizo también en torno a los problemas de los agricultores, de los ganaderos, de los precios de la leche y la problemática de las granjas, del efecto de las bebidas carbónicas azucaradas, pero se olvidó -y con ella los periodistas- del colectivo de mariscadoras, del de los pescadores del cerco, del de los pescadores de artes menores, de los arrastreros, de las rederas, de los tripulantes españoles de barcos franceses adquiridos por armadores asimismo españoles a los que se obliga a cotizar en Francia como si de empresas y trabajadores franceses hablásemos, del reparto inadecuado por injusto de las cuotas de pesca, del desguace de las flotas pesqueras, de la asfixiante situación de los armadores y tripulaciones de los barcos del pincho, de la tensión que viven armadores y tripulantes gallegos de buques inicialmente con base en Galicia y que hoy están adscritos a sociedades mixtas hispano-argentinas por culpa del enorme descenso de las capturas de pota o calamar… De cómo puede afectar a todos estos colectivos el desafiante apoyo oficial a la acuicultura.

Estos no son problemas. O por lo menos, no son tal para el Ministerio de doña Isabel . Así lo parece. y me gustaría un desmentido, porque tal intervención en la televisión de todos los españoles se produjo poco después de comunicar oficialmente la resolución de la Operación Sparrow con sanciones a 9 empresas y siete personas físicas por su implicación en la actividad de buques que practicaron pesca ilegal.

Son más proclives nuestros ministros a colgarse medallas que a resolver problemas domésticos de suma gravedad que, en poco tiempo, pueden dejar sin lubinas salvajes, sin merluza del pincho, etc., a todos esos restaurantes de la capital de España (y demás comunidades del país) que se benefician de la proximidad ministerial para incluir en sus menús aquello que procede del mar y que no es precisamente salitre.

Falar por non estar calada, señora ministra, como decía mi inolvidable amiga Jesusa Oujo, esposa y madre de marineros de Ribeira que elaboraba como nadie la empanada de xoubas con harina de maíz. Usted se lo pierde.