LA SALUD MENTAL, IMPORTANTE EN TIERRA Y MAR

LA SALUD MENTAL, IMPORTANTE EN TIERRA Y MAR

Iago Torres Parada.

Psicólogo General Sanitario y Psicólogo Jurídico-Forense.

Fundador y director de Self Psicología en Ribeira(A Coruña)

Si bien vengo de familia y pueblo con tradición marinera, lo cierto es que profesionalmente, tomé un camino muy distinto. Tan cierto es esto como que esta profesión, la de psicólogo, no es una que no pueda ayudar al gremio de marinos.

Además de intervenir en su mayoría problemas emocionales (depresión, ansiedad generalizada, estrés profesional, burnout, etc.), responsables de numerosas bajas y una mala calidad de vida, me dedico a ayudar a todo aquel que necesite atención en otros aspectos de su salud mental (autoestima, autocontrol, resolución de problemas, entre otros), además de elaborar peritajes psicológicos en cuestiones legales.

Cada vez, se habla más sobre la salud mental y su cuidado. Sin embargo, no lo suficiente. Hay sectores y profesiones, en los que corre especial peligro. De quien más solemos hablar, es de profesores, sanitarios, cuidadores… Y sin desmerecer su esfuerzo, a veces pasamos por alto otros muchos, entre ellos, los marinos.

Como sabemos, en los propios barcos, muchas veces no hay sanitarios como tal. Tenemos a bordo a distintos compañeros con formación de primeros auxilios y un botiquín. Efectivamente, la salud física, aunque no está desatendida, tampoco se discutirá que uno no se sienta seguro en alta mar sobre este asunto.

Decidme, ¿creéis que la salud mental está igual de atendida, aunque sea, en lo más esencial? ¿Habéis conocido a algún compañero con ataques de ansiedad? ¿Que no se concentraba o no dormía bien porque estaba pensando en cómo iría el embarazo de su mujer, o estaba preocupado por la salud de alguno de sus padres? ¿Que sacaba en varias ocasiones el tema de que se estaba perdiendo cosas importantes, como los primeros pasos de sus hijos, o la boda de algún hermano? Claro, cuando decides trabajar en el mar, sabes que tendrá estos costes. De alguna forma, te has comprometido. Pero, ¿eso nos hace sentir mejor? Honestamente, no lo creo.

Aceptar la realidad facilita que nos adaptemos a ella, pero no alivia esas emociones, ni esos pensamientos, y es precisamente por ello, que el cuidado de la salud mental de los profesionales del mar, se tenga en cuenta. Entender cómo pueden surgir los problemas emocionales, cómo se alimentan a sí mismos y entre ellos, cómo podemos controlarlos, o al menos, aliviarlos, y cómo podemos ayudarnos entre nosotros, mejorará la salud mental de uno mismo y del resto de tripulantes.

¿No cambiaría la cosa, si entendieras que la tristeza que sientes al irte de casa con tu hijo que apenas comienza a hablar, refleja precisamente lo que lo valoras y lo quieres? Si no fuera así, te irías como te hubieras ido en otros momentos, pero no. La tristeza está para hacernos reflexionar y valorar aquello que nos hace sentir bien, aquello que queremos, y que ya no tenemos, al menos temporalmente, y buscar la manera de protegerlo y mantenerlo con nosotros. Cuando volvamos a casa, y tras volvernos más conscientes de ese valor que hemos dado a nuestro hijo, lo que trataremos de hacer es disfrutar más tiempo con él.

¿No cambiaría también, si tuviéramos un compañero que supiera escuchar? Alguien que no interrumpa, que no juzgue si nuestros problemas son importantes o no, y simplemente te deje expresarlos, y de vez en cuando, reflejar que te entiende.

Hay muchas más emociones (enfado, alegría, culpa, orgullo, etc.), muchas más formas de ayudar a otros, y muchos más aspectos en los que saber sobre salud mental puede mejorar la calidad de vida de la tripulación.

Es digno de mención el estrés, en concreto, el estrés profesional, es decir, el que surge durante el desempeño laboral. Durante el ejercicio profesional, además de tener unas funciones, muchas veces se nos dan órdenes o crean expectativas sobre nosotros como profesionales que son difíciles de satisfacer (como podrían ser pescar una gran cantidad en un margen corto de tiempo, o solventar un problema en la sala de máquinas). Normalmente este estrés desaparece una vez resuelto el problema, pero eso no quita que nos haya desgastado y fatigado, si es que no nos ha superado y perjudicado en nuestro desempeño.

Para diferenciar el estrés de la ansiedad, debemos entender que el estrés es una respuesta que tenemos ante un problema definido, y que desaparece con el mismo. La ansiedad, por su parte, es una emoción en la que tememos y estamos inquietos por algo que no está definido, y nuestro cuerpo está a la expectativa, de forma constante, en qué pasará. Además, dado que no se identifica la posible amenaza, perdura en el tiempo. Pueden causar ansiedad el no saber si en esta campaña se pescará bien, si el barco necesitará reparaciones, si se perderá la comunicación, etc. Como se ha dicho, esto es una emoción, inherente a todo el mundo. Cuando ésta es demasiado frecuente e intensa, tanto que nos afecta a otras áreas (laboral, familiar, social, etc.), puede manifestarse de distintas formas, y es entonces cuando hablaríamos de trastornos de ansiedad.

Asistir a talleres, o hacer unas sesiones de seguimiento cada ciertos meses (o cada vez que se finalice la campaña), puede facilitar la adquisición de las habilidades que nos ayude a gestionar todo esto, habilidades que son extrapolables a cualquier área de la vida. A veces, los psicólogos exploramos la ansiedad y lo que se llama “ansiedad flotante”, que es la presencia constante de ansiedad en nuestro día a día, y aunque no nos incapacite o perjudique tanto como para que hablemos de trastorno de ansiedad, sí aumenta el riesgo de aparición del mismo, igual que el sedentarismo facilita la aparición de problemas de corazón.

Y es este último punto, el que considero clave al hablar de los profesionales marinos. Residir lejos de casa, en el mar, a veces bajo unas condiciones climáticas terribles, cuidando que la embarcación esté en condiciones para navegar, estando pendiente las 24 horas de si tendremos que trabajar o echar una mano a alguien, desgasta, y genera ansiedad por la naturaleza de la situación. Vivir en estas condiciones durante meses, aún con el merecido descanso al terminar la campaña, con el paso del tiempo, puede mellar la salud mental.

Es por todo esto, y mucho más, que saber cuidar de la salud mental de uno mismo, y ayudar a cuidar la de los compañeros, merece mucha más atención y mención entre los profesionales, tanto dentro como fuera del gremio.