LOS DESAPARECIDOS POR NAUFRAGIO SON FALLECIDOS A TODOS LOS EFECTOS

LOS DESAPARECIDOS POR NAUFRAGIO SON FALLECIDOS A TODOS LOS EFECTOS

Gracias a una ley de principio de siglo impulsada por AETINAPE, presentada y defendida por el PNV en el Congreso

AETINAPE pide que tras el llanto de estos días, las autoridades no dejen solas a las familias de las víctimas del “Villa de Pitanxo”en el peregrinaje burocrático que les espera

Las personas desaparecidas en el mar son consideradas fallecidos a todos los efectos, gracias a la Ley 4/2000 de 7 de enero, de modificación de la regulación de la declaración de fallecimiento de los desaparecidos con ocasión de naufragios y siniestros, que desde entonces permite a los familiares de las víctimas de los siniestros actuar legalmente a todos los efectos. Con anterioridad, debían transcurrir varios años entre el accidente y la consideración de fallecidos de las víctimas.

Esta ley fue en su momento impulsada por AETINAPE y con la activa participación como ponente del entonces Presidente de la Comisión de Pesca del Congreso de los Diputados Ricardo Gatzagaetxbarría, del PNV, colaborador y Socio de Honor de AETINAPE.

La modificación vino a saldar una justa demanda de viudas y huérfanos, cuyos esposos y padres fueron víctimas de siniestros y naufragios, ya que con la Ley anterior para acceder a una pensión de viudedad deberían esperar un largo periodo de tiempo, con lo cual la tragedia era doble. Sin embargo, esta Ley vino a hacer justicia, ya que el derecho a la pensión de viudedad y orfandad es inmediato.

Ante el terrible accidente y su elevadísimo costo en vidas humanas, se espera que bajo las lágrimas de las autoridades —que compartimos y valoramos en toda su dimensión— se albergue la más absoluta diligencia a la hora de proporcionar a las familias tanto una ayuda psicológica adecuada como un tratamiento personalizado en la tramitación de los asuntos legales, para lo cual debería abrirse una oficina específica para la atención a las familias.

Sería la única forma de prevenir la doble tragedia: la de la noticia en sí misma y la de la abulia posterior, en el peregrinaje por las ventanillas de la administración. Ojalá los mediáticos propósitos de estos días no sean el preludio de un desagradable silencio.