LOS ESTUDIANTES DE NÁUTICO-PESQUERA DE PALMA DE MALLORCA PUEDEN QUEDARSE SIN HOMOLOGACIÓN ACADÉMICA

LOS ESTUDIANTES DE NÁUTICO-PESQUERA DE PALMA DE MALLORCA PUEDEN QUEDARSE SIN HOMOLOGACIÓN ACADÉMICA

EXPULSAN A MARINOS POR EL CATALÁN Y PONEN A QUÍMICOS Y PIANISTAS A DAR CLASES DE NAVEGACIÓN EN BALEARES.

*Coladero de intrusos en la Escuela Náutico-Pesquera de Palma con la entrada de profesores sin el título obligatorio de la Marina Mercante porque Educación no lo exige.

*1.000 estudiantes pueden quedarse sin homologación académica

ABC-29/07/2023

Un químico sin experiencia en navegación se presentó por sorpresa el otro día en la Escuela Náutico-Pesquera de Palma. Quería «ponerse al día» sobre barcos y preguntaba qué libros podía leer este verano para dar clases en septiembre. «También nos visitó una profesora de piano que se debatía entre dar clases de estética, cocina o de náutica porque en su especialidad se había quedado sin plaza fija. No sabemos si reír o llorar«, reconocen Javi Carbajosa, José Luis, José Gil, profesores de esta reconocida escuela con más de 220 años de antigüedad.

Las visitas de docentes interinos al dique del Oeste de Palma frente al mar, donde se ubica este Centro de FP Náutico-pesquero, se repiten estos días. Son profesores que se han apuntado al concurso de estabilización de plazas convocado por el saliente Govern balear de Francina Armengol. Docentes a la caza de un puesto de funcionario que han aprovechado que en esta convocatoria sólo se valoran los años de experiencia docente —sin necesidad de oposición ni tener la especialidad correspondiente— para optar a cualquier asignatura sin tener ni idea. Hay casos exagerados como el de un interino que se apuntó a más de 100 plazas desde chino hasta oboe, como ya informó ABC.

¿Qué ha pasado al no pedir la titulación específica en el caso de la Escuela de navegación? Que el proceso que debía servir para estabilizar a los interinos especialistas que llevan años dando estas clases han sido expulsados por intrusos de otras áreas.
«Un coladero», resumen los damnificados.

El próximo Gobierno balear dejará de exigir el catalán a los sanitarios
«No nos hace enemigos de la lengua», ha defendido Marga Prohens durante su discurso de investidura.
Que haya filósofos dando clases de peluquería no tiene ningún sentido, pero pianistas instruyendo sobre barcos ya es demasiado. Sólo hay que echar un vistazo a las listas provisionales de admitidos, donde se les han colado químicos, filósofos, pianistas y docenas de interinos de otras asignaturas.

Las siete plazas de Navegación e Instalaciones marinas convocadas ya se han asignado provisionalmente por estricto orden de puntos y sólo tres marinos —es decir, con la titulación profesional académica relativa a la Marina Mercante— han entrado. «Los demás son intrusos».

No hay plaza sin el C1 de catalán
Javi Carbajosa lleva seis años dando clase de en la especialidad de Máquinas Navales, y ni siquiera se ha podido presentar al concurso de estabilización de plazas del Govern balear porque le exigían el título C1 de catalán. «Y eso a pesar de que cerca del 30% de las clases las doy en inglés, de que tengo el B1 de catalán y preparo los apuntes también en esta lengua», dice resignado. Esta semana se apuntó al paro.

José Luis Rivadulla es uno de los máximos expertos en seguridad marítima en Baleares pero de nada le sirve. La Consejería lo sepultó en el último lugar en la bolsa de excluidos. «Intenté apuntarme al concurso de estabilización pero no me dejaron siquiera inscribirme porque no adjuntaba el PDF con el título de catalán», se lamenta. Así que no le quedó más remedio que inscribirse en Cantabria, donde «curiosamente» los documentos de titulaciones obtenidas en las islas que estaban en catalán no le sirvieron de nada en la baremación.

José Gil, capitán de la marina mercante, es otro veterano de la navegación, un gran profesional que está «quemado» con el «mercadeo» de plazas docentes estos días en Mallorca y el resto de Islas. «Hay profesores que se llaman por teléfono para intercambiarlas como cromos», denuncia.

Estos profesores, con una dilatada experiencia profesional y docente, excluidos por el requisito del catalán, se irán a la calle el próximo curso por este «clamoroso error» en la convocatoria donde no se pide el obligatorio título profesional de la Marina Mercante que acredite su experiencia y a pesar de que un Convenio Internacional (STCW 78-10) suscrito por 175 países obliga a que los profesores sean especialistas titulados.
Advertencias a la Consejería de Educación
La Dirección General de Marina Mercante ha hecho tres advertencias a la Consejería de Educación, alertando de que los profesores de los estudios náuticos deben tener un título profesional de la Marina Mercante, a lo que el anterior Gobierno autonómico liderado por la socialista Francina Armengol hizo oídos sordos.

«Primero nos negaron haber recibido estas tres advertencias, aunque tenemos el registro. Y luego ya dijeron que ellos no obedecían a leyes que no fuesen de Educación», apuntan estos profesores que asumen que perderán el trabajo.

«Pero eso no es lo peor», advierten. Lo más preocupante es que los estudios que ahora se imparten en esta Escuela de Palma, en Ibiza y Menorca serán papel mojado para sus alumnos, ya que la Marina Mercante no está dispuesta a homologar una formación hecha por docentes de otras especialidades. «Es un riesgo y una burla», apostillan los damnificados que se preguntan por qué «si nadie consentiría que un mecánico diera clases en Medicina, ¿por qué extrapolandolo a nuestro caso sí?».

Desde la Consejería de Educación explican a ABC que el proceso de estabilización de plazas «viene marcado por Madrid» y que «en el caso de náutica no se necesita ningún carnet específico para impartir el ciclo y, por tanto, no se puede exigirlo para impartir la formación reglada de la Escuela».

La respuesta indigna más a los marinos. «¿De qué carnet hablan? El informe de Marina Mercante avisa de que si estos estudios no están impartidos por docentes específicos dejarán de tener validez, todo el mundo lo entiende. La Consejería sabe que las plazas se perfilan por un motivo, porque es obligatorio».

Para ser marinos, Javi, José Luis y José Gil estudiaron cinco años de carrera y un año de prácticas como alumnos, posteriormente los tres han desarrollado su vida profesional en la mar muchos años hasta alcanzar la máxima titulación profesional que se puede obtener con esos estudios. Antes de poder dar clases hicieron el Máster de profesorado tras unos años impartiendo conocimientos náuticos en el CIFP Náutico-Pesquera de Palma, «inservibles para la Consejería de Educación a la que la calidad educativa le importa bien poco», denuncian.

Para mostrar de qué hablan encienden los ordenadores del simulador de navegación de que dispone el centro y aparece el puente de mando de un barco en una especie de tetris de pantallas. «Estamos en el puerto de San Petersburgo», dicen señalando las imágenes que imitan el interior de un buque en plena navegación.

«Los alumnos que salen de aquí se pueden embarcar en cualquier barco del mundo, porque todos los marinos recibimos la misma formación gracias a la normativa internacional que lo regula pero que la Consejería pasa por alto», recalcan mostrando el libro del convenio internacional en la mano.

Denuncian por prevaricación al Govern de Armengol
Escuelas privadas echan el cierre

Si la Marina Mercante no homologa las titulaciones académicas que emitirá la Consejería balear de Educación no serán válidas para trabajar en la mar. Ya existen cursos de Marina Mercante en escuelas privadas que se han cerrado por la falta de idoneidad de los docentes. «Si eso ocurre, las casi 1.000 personas que anualmente estudian cursos náutico-pesqueros pueden quedar sin homologación académica». Un problema que se trasladará al sector náutico-pesquero de Baleares, que no podrá encontrar mano de obra para sus embarcaciones.

«Y sin marinos, las Islas quedarían desabastecidas porque la gran totalidad de los productos que llegan a diario a las tiendas y grandes superficies lo hacen por barcos que pueden tripular nuestros alumnos», alertan mientras apagan la pantalla del puerto de San Petersburgo.