19 Ago Los derechos no se heredan: se conquistan
Reflexionamos en este artículo sobre el relevo generacional en el asociacionismo marítimo-pesquero. Las y los jóvenes TNPs se mantienen al margen de las asociaciones profesionales. No sólo ocurre en esta profesión. Muchas otras asociaciones, colegios profesionales y organizaciones sindicales registran esa bajísima participación de nuestros jóvenes, que sólo se mantiene vigorosa en las entidades cuya adscripción es obligatoria para el ejercicio profesional. Puedes leer el artículo y compartirlo con tus personas conocidas, especialmente si son estudiantes o personas recientemente tituladas.
Los jóvenes TNP pueden tomar el testigo de los casi 40 años de lucha de AETINAPE por los derechos profesionales
Son muchas las razones que se esconden tras la falta de relevo generacional en el mar. De sobra nos hemos referido en tantas ocasiones al escaso atractivo que algunas flotas presentan para los jóvenes que tan bien se forman en nuestras escuelas. Hay otra falta de relevo, quizá con otro nivel de importancia, pero no menos clamorosa: la falta de implicación de gran parte de los más jóvenes en proyectos asociativos profesionales.
Cuando hablamos de los puestos de trabajo estamos refiriéndonos a aspectos tan importantes como la mejorable habitabilidad de gran parte de nuestra flota y las mejorables condiciones sociolaborales en los barcos, la intensa dedicación horaria, la no proporcionalidad de las vacaciones, las dificultades de conciliación de la vida familiar y social… los jóvenes prefieren irse a trabajar a ámbitos laborales que no ofrecen muchas de nuestras empresas marítimo-pesqueras.
A todo ello hay que unir el tradicional cortocircuito entre la formación profesional y el mundo de la empresa, materializado en el nulo caso que las autoridades han hecho a la figura del alumno náutico pesquero. La desidia de la Administración ante esa incoherente conexión entre formación y profesión es proverbial.
Pero hoy queremos referirnos a otra triste realidad. Esa que mantiene a las y los jóvenes titulados náutico pesqueros al margen de las asociaciones profesionales. Es una realidad generalizada. Sabemos que no sólo ocurre en esta profesión. Muchas otras asociaciones, colegios profesionales y organizaciones sindicales registran esa bajísima participación de nuestros jóvenes, que sólo se mantiene vigorosa en las entidades cuya adscripción es obligatoria para el ejercicio profesional.
En el ejercicio de una carrera profesional ocurre como en los accidentes de tráfico: mientras no tienes un problema de cierta magnitud, la asociación de referencia parece decorativa, protocolaria, espesa, cara, de escasa utilidad. Ah, pero cuando hay algún problema, abordar una gestión compleja, realizar un curso, negociar cualquier aspecto laboral, profesional o jurídico, nos apuntamos aunque pronto optemos por devolver los recibos porque ya hemos conseguido lo que perseguíamos.
Lamentablemente ese es el comportamiento de muchas personas que nos ven como una oficina de gestiones, un mal menor al que no se sienten vinculados. Es cierto que algunas entidades de este tipo deciden fomentar ese modelo de gestión operativa, haciéndose colaboradoras del Estado en materia formativa o en alguna otra dimensión, lo que les permite crecer y desarrollarse más como lobby o grupo de interés, que como asociación independiente, pura y dura, atenta únicamente a la dimensión corporativa y profesional de sus asociados.
Pero si el puro interés personal y egocéntrico es lo que mueve a muchas personas, si hablamos de la vida puramente corporativa, el panorama es también desolador. Muchas conquistas que logró la profesión durante nuestros casi cuarenta años de existencia se han conseguido gracias al poder colectivo, gracias a la implicación y el esfuerzo de tantas personas a bordo de esta nave. Conquistas que movemos unos cuantos implicados —muchos de los cuales ya hemos vivido nuestro itinerario profesional y que también necesitamos un relevo generacional— y de nuestro trabajo se benefician muchos que en el mejor de los casos observan desde la ventana el panorama, cuando no poniendo palos en las ruedas.
Pero no creáis que hablamos del pasado. La lucha encarnizada por puestos en la Administración Pública es un ejemplo de lo más actual, pero también la reciente acometida de algunos armadores contra las titulaciones marítimo-pesqueras, que quieren convertir en papel mojado en muchos barcos que hoy mandan nuestros colegas capitanes, patrones y mecánicos navales. De momento, estamos dando la batalla a todos los niveles que podemos. Pero conscientes de que somos unos cuantos románticos de mucha edad luchando por los derechos que disfrutará la gente más joven, quizá quienes hoy todavía estén en las aulas o acaben de salir de ellas.
LA COARTADA DE LA LEY DE LA FUNCIÓN PÚBLICA
Un caso muy duro es lo que ocurrió hace unos años en el Servicio de Vigilancia Aduanera, por ejemplo. El SVA había sido siempre un ámbito de trabajo para los titulados náutico pesqueros. Por el tamaño de los buques, su operatividad, su función, el TNP había sentido ese espacio como su lugar natural. Hasta que los burócratas del Estado vieron que podían conquistar el mando de esos buques exigiendo, además del título profesional, el título académico para el grupo A para el acceso al mando de estas embarcaciones a través de la modificación de la Ley de la Función Pública, excluyendo así a nuestro colectivo de este nicho de empleo.
Como sabéis, en la estructura funcionarial, el grupo A significa titulación universitaria. No importa que la Formación Profesional Marítimo-Pesquera no forme parte de la Universidad, que a nuestra carrera no se le haya dado continuidad hacia ese ámbito formativo. A los burócratas sólo les importa subir en el escalafón, y hay algunos titulados de náutica con mucho poder en la estructura del Estado… no iban a dejar pasar la oportunidad de manejar sus hilos hasta lograr el deseado grupo A. La burocracia y el interés egoísta ha vencido a la razón.
Y lo mismo ocurrió con los Inspectores de Pesca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cuerpo al que tenían acceso nuestros Capitanes de Pesca cuando estaban integrados en el Grupo B y los que podían acceder al Grupo A, presionaron y pasaron a formar parte de este Grupo, por lo que también nuestros titulados quedaron excluidos del acceso a este cuerpo…Y todo esto y más ocurre porque los que accedieron a puestos en el ámbito de la Administración Marítima, a los que también accedieron los TNP, al obtener el título universitario lucharon por incorporar los que eran Grupo B y C al Grupo A, a los que ellos sí podían acceder.
Otro ejemplo ocurre en los remolcadores del servicio público Sasemar. Las plazas de mando como capitanes, jefes y oficiales de los grandes remolcadores fueron adjudicadas a titulados superiores por razón absurda del mal entendido corporativismo: ¿Cómo van a ser mandados estos buques por titulados en FP? No importa la dimensión de los mismos, las características técnicas, la operatividad, etc., sólo el clasismo de una titulación que resulta absurda para mandar un barco de ese tipo, en este caso es la propia Administración Marítima la que incumple su legislación, ya que la legislación vigente permite el enrole de los TNP en este tipo de buques.
Esta influencia se perpetúa desde la negra etapa de Rafael Lobeto a bordo de la Dirección General de la Marina Mercante, saben muy bien donde situar sus garras para eliminar competencia a base de titulitis universitaria, cuando todos además sabemos que en este proceso de integración en la Universidad se ha perdido la oportunidad de consolidar una carrera integral marítima razonable y a la altura de las necesidades del mar. Demasiado pedirle a gente de cortas miras y espúreos intereses, a una Administración a la que tan poco cuesta disfrazar la corrupción y el nepotismo con los trajes de la burocracia orgánica.
Esto demuestra que tener una titulación expedida por el Estado y que te otorga atribuciones profesionales en cualquier buque civil, dentro de los límites que te corresponda, es válida para todas las embarcaciones civiles, excepto para las de la lista 8ª, a las que pertenecen las embarcaciones de las Administraciones Públicas.
Algo absurdo y de dudosa constitucionalidad, pues tan embarcaciones civiles son unas como otras, sea quien sea su propietario. Las atribuciones profesionales se otorgan en función de circunstancias técnicas que relacionan un buque con la formación recibida para utilizarlo con garantías de seguridad y eficiencia y no con la coartada de la Ley de la Función Pública.
Como consecuencia de ello, ahora vemos a cientos de TNP que en otro momento estaban al mando en puente y máquinas de esas embarcaciones y hoy se encuentran con que únicamente pueden acceder como engrasadores o marineros, gracias al corporativismo irracional y clasista de algunos funcionarios públicos que utilizan su influencia para promover el nepotismo y la sinrazón.
Un auténtico dislate, pues es un hecho discriminatorio y que habría que combatir para que los derechos de los titulados, de acuerdo a sus competencias, fuesen respetados en su totalidad.
Insistiendo en el ejemplo, un TNP puede mandar cualquier buque civil sin limitación en pesca (en marina mercante con límite de GT), navegando por cualquier parte del mundo, pero para acceder a este tipo de flotas públicas, que están infinitamente por debajo de su ámbito de competencias se encuentra con la puerta cerrada porque han manejado la burocracia pública para reservarse esas plazas y excluir a los TNP.
Una gran cantidad de agravios que se cometen contra nuestra profesión y que NO VAN A AFECTAR a una enorme parte de los actuales integrantes de AETINAPE, pero sí a la inmensa mayoría de los jóvenes TNP que no forman parte del proyecto que defiende sus intereses.
AETINAPE luchó, lucha y luchará por los derechos y la dignidad de la familia náutico-pesquera. Pero es necesaria la participación y el compromiso de los jóvenes TNP con ilusión capaces de mandar la nave y continuar reforzando esta herramienta de defensa de la profesión. Necesitamos que os impliquéis, que reconozcáis que nada es gratis, que hay que luchar por vuestros derechos futuros, que cada uno de los lugares que podréis ocupar durante vuestra experiencia laboral hay que arrancárselo a la Administración con argumentos y acción. Con los argumentos de tener uno de los mejores sistemas de formación del mundo, el que nos pone en el mapa y nos ayuda a mejorar cada día.
Nosotros seguiremos defendiendo nuestros intereses y los vuestros hasta el último aliento. Llamamos la atención de cuantos jóvenes profesionales os queráis unir a nuestra acción valiente y sin miedo a nada. Sólo atenta a la razón y la lucha por lo que consideramos justo para una profesión dura como pocas y bonita como ninguna.