¿Quién está al mando?

¿Quién está al mando?

La tan deseada y reclamada coordinación administrativa en el mundo marítimo pesquero nos ofrece otro decepcionante escenario de problemas: los generados por la escasa adecuación de cursos y recursos educativos a las necesidades del sector. Tanto el ISM (Ministerio de Trabajo) como la DGMM (Transportes), la SGP (Agricultura y Pesca) o las distintas comunidades autónomas, conforman un caleidoscopio administrativo de enorme potencial, pero sin nadie al frente. Falta liderazgo. Falta organización. Falta coordinación. Falta, en definitiva, inteligencia. Lee este artículo sobre la pésima organización pública para algo tan sencillo como realizar un curso de reciclaje.

 

Los cursos de reciclaje para seguir ejerciendo la profesión revelan una vergonzosa falta de inteligencia colectiva. Hay recursos, pero a nadie le importa que se utilicen bien

España tiene más centros marítimos públicos que la mayoría de los países de la UE, pero no es capaz de dar respuesta a las necesidades formativas del sector.

Muchos titulados náutico-pesqueros necesitan actualizar sus titulaciones con nuevos requerimientos, sin duda absolutamente necesarios y muy útiles para ejercer su profesión, de acuerdo a los Convenios internacionales que en esta materia nuestro país ha ratificado, con dimensiones tan importantes como preservar la seguridad a bordo o revisar los protocolos y procedimientos de auxilio sanitario.

Pero están al albur de las casualidades, víctimas de convocatorias que se realizan sin la debida planificación, de forma deslavazada  y con demasiada poca frecuencia, de tal forma que el personal embarcado muchas veces se ve imposibilitado de cumplir los rigurosos plazos que el funcionariado establece para llevar a cabo ese reciclaje.

En algunos cursos, además, se da la circunstancia de que mientras una entidad privada los ofrece en cinco días, por ejemplo, en las públicas necesitan  el doble de tiempo o más, ya que sólo imparten formación por las mañanas.

Con todo, lo peor es la descoordinación entre las numerosas y excesivas administraciones que intervienen. La SGP y la DGMM basándose en IMO (Organización Marítima Internacional) y demás convenios internacionales deberían establecer unas normas comunes de formación. Y no sólo ocurre con los cursos de reciclaje. Los programas formativos requieren una actualización urgente. Las prácticas a bordo tan imprescindibles para el futuro de muchos titulados, están en un limbo del que nadie quiere responsabilizarse. Cursos ya obligatorios por IMO como el de BRM (gestión de recursos humanos del puente) están sin desarrollar… En definitiva, España padece un caos organizativo derivado de la indolencia en la que han caído los asuntos marítimos.

Con relación a los cursos de formación, dos ejemplos de la administración central: los megacentros de Bamio (ISM) y Jovellanos (Entidad Pública Empresarial dependiente del Ministerio de Transportes), entidades educativas de primer nivel, equipadísimas, dotadísimas, preparadísimas para cualquier reto educativo, están infrautilizadas y alejadas de las necesidades más urgentes del sector marítimo-pesquero.

Otros ejemplos: los centros autonómicos de enseñanzas marítimo-pesqueras, con instalaciones y cuerpos docentes estupendamente preparados para implicarse en estas necesidades formativas, pero poco aprovechados.

Una situación que en diversas ocasiones comunicamos a las autoridades, pero que no tiene fácil remedio, pues somos víctimas de una atomización administrativa cuyos departamentos ni siquiera se miran de reojo: ni se hablan, ni se coordinan. Están entregados a una inoperante pasividad.

En definitiva, nadie al timón. Los funcionarios —no hablamos de los de batalla, sino los responsables del motor público—, que están obligados por ley a ser eficientes y útiles a su país, viven en un mundo paralelo. En sus nubes de colores, comiendo regaliz y escuchando música celestial. Mientras, los profesionales sin un lugar donde revalidar sus titulaciones, poniendo así en riesgo su futuro laboral.