ES UNA TEMERIDAD QUE EN PLENA ALERTA SANITARIA, ESPAÑA PERMITA EMBARCAR CON UNA SIMPLE COMPROBACIÓN VERBAL DEL ESTADO DEL TRIPULANTE
Se solicita al Instituto Social de la Marina, a la Secretaria General de Pesca y a la Dirección General de la Marina Mercante que no enrolen ningún tripulante sin hacer el test del coronavirus.
Resulta una temeridad que desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de una nota informativa elaborada por la Secretaría General de Pesca, en colaboración con el Instituto Social de la Marina, se delegue en el Patrón/Capitán de un buque la responsabilidad de que puedan enrolarse tripulantes en el mismo, en pleno Estado de Alarma.
AETINAPE exige, tanto a la Secretaría General de Pesca como al Instituto Social de la Marina, así como a la Dirección General de la Marina Mercante, institución competente en materia de despacho de buques, que los trabajadores del mar sean sometidos a un análisis sanitario a través del test del coronavirus, con todas las garantías, antes de embarcar.
En la circular gubernamental figura que el patrón ha de preguntar a cada tripulante sobre su sintomatología, el riesgo previo al que pudo haber estado expuesto, y si tiene una fiebre superior a los 37º. Resulta increíble que el Estado Español delegue la responsabilidad que no le compete en el Patrón/Capitán, competencia que es de las autoridades sanitarias, y permita embarcar a sus ciudadanos para largas campañas de pesca y navegación y en un espacio de trabajo tan reducido y peculiar como un barco, con una simple comprobación doméstica sobre la infección que está asolando al mundo.
La misma orden sanitaria dicta una serie de medidas higiénicas dentro del buque, y determina el uso del Centro Radio Médico de los Servicios Centrales del ISM como centro de referencia para gestionar las situaciones de enfermedad sobrevenida a bordo, como ocurre en cualquier otra situación médica.
En unas circunstancias como las que estamos viviendo se necesitan protocolos rigurosos de prevención y actuación para toda la sociedad, pero especialmente para personas embarcadas, puesto que su alejamiento, condiciones de habitabilidad y de trabajo las hace mucho más vulnerables en caso de necesitar asistencia médica y traslado a un centro sanitario.
A este problema hay que añadir que en un sector tan globalizado como la pesca y el transporte marítimo, los tripulantes que relevan a otros se encuentran con las lógicas dificultades para embarcar o desembarcar en países terceros y realizar los viajes intercontinentales necesarios para acercarse a los puertos de cualquier parte del mundo donde recalan los buques para operar.