ANTON LUACES- 40 ANIVERSARIO DE AETINAPE

ANTON LUACES- 40 ANIVERSARIO DE AETINAPE

 

NO ESTABAN TODOS LOS QUE SON, PERO ERAN TODOS LOS QUE ESTABAN”

Antón Luaces

Periodista – Director durante muchos años del programa Españoles en la Mar de Radio Exterior de España.

 

Allí estaban. Con más años, con muchas nuevas experiencias emanadas del reencuentro en tierra con situaciones que no se producían ni producen en el mar-donde uno pierde la noción de lo que es hasta que de nuevo te das de morros con ella-cuando, consecuencia de la aplicación del sistema reductor de cuotas de cotización a la Seguridad Social puedes coger la libreta de embarque, marchar a casa y jubilarte anticipadamente que es casi lo que todo el mundo quiere en el mar, agotada ya la capacidad de aguante en un oficio que, siendo duro entre los duros, muchas veces resulta inhumano. Hasta mata. Su vida es un portillo que cierras cuando embarcas y solo se abre para que el mar te lleve allí donde las sábanas son azules, no blancas. Porque cuando te jubilas o mueres-que son las únicas maneras de irse de todo del barco-lo que se abre delante de ti es un espacio más amplio que el mar, y como este azul y un poco así verde. Nada hay blanco, como dicen que es lo que encuentra el “terrestre” al morir. Ni siquiera dices lo que piensas: “mamaiña” o “miña naiciña”, no. Tragas agua, engulles mar a litros, no sé con certeza si a hectolitros. Tragas y te vas por donde tantos otros se fueron. Y todos lo que saben de esto estaban allí, en Coia, este sábado (de un Vigo lleno de coches y visitantes de lámparas LED) respondiendo a una cita que hay que cumplir más que nunca, o casi que nunca, no se sabe cuándo exactamente. Alguno con la compañera de toda la vida. La mayoría, del brazo de las experiencias, a zancadas por el corredor hacia el salón Castelao, donde todos nos juntamos después de una visita rápida por los pasillos del Museo do Mar de Galicia, en Alcabre.

Sí, hablo del marinero, del trabajador de la pesca, patrón, capitán de pesca, jefe de máquinas o simple marinero de cubierta. De ese hombre que embarca siendo en la práctica un niño y se jubila cuando muchos otros trabajadores siguen en pie de obra; pero es que lo del mar, al igual que lo de la minería, avejenta más, mucho más, que a los trabajadores de otros oficios en tierra. El mar hace que cumplas dos años cada seis meses. Digo yo si será el salitre o las penurias de cada día, o el mirar de frente una ola de siete u ocho metros de altura cuando parece que tú está en el infierno, allá abajo donde no hay desagües ni calafates pero sabes que por debajo de ti y de tu barco hay todavía muchos metros de fondo en el que el barco pasa a ser un pecio y tú, con un poco de suerte, un muerto. Lo peor es ser un desaparecido. Qué incongruencia: ser un desaparecido, cuando la realidad es que no estás.

Pues todos los que estaban en Coia-Vigo el sábado 17 de diciembre de 2022, eran. Nos llamó, una y otra vez, su organización: AETINAPE, que les tributó homenaje, reconocimiento, cariño. Fue, como siempre que se hace este acto, el decir para dentro, el hablar entendiendo: Pepe, Rosa, Xosé Manuel, Santiago, Xosé María, Chus, Bea, O Rivas, O Palme, las conexiones con el más allá para mejor entender lo que pasa o no pasa, saber qué carallo pasa para que la Comisión de Pesca invente vedas en 87 áreas de aguas europeas y los marineros no puedan pescar. Y que alguien aclare de una puta vez que hace un eurocomisario lituano yendo de la mano de los ecologistas inconclusos que tienen perdido un punto de mira que nadie corrige para convertir el oficio de pescar en el pesebre privado de quien no tiene nada mejor que hacer, actitud que también evidencia que desconocen la hondura del mar en el que no navegan porque lo suyo es el estanque del Retiro, en Madrid. Ellos no estuvieron en Las Palmas, cuando la policía cargaba sin miramientos contra los marineros que reclamaban salidas válidas en el caladero canario sahariano. Tampoco cuando los soldados marroquís les robaban el tabaco, los cuartos y el güisqui; cuando los polisarios amenazaban; cuando las patrulleras irlandesas, británicas, francesas, canadienses, argentinas, namibias, mauritanas los apresaban y sancionaban porque sí; cuando los piratas los secuestraban en el Golfo de Guinea, en Seychelles…y ahora Sinkevicius y los mendioambientalistas olvidan que hubo un Estai, junto a otros arrastreros-congeladores que enseñaron a pescar conservando, porque ellos, los marineros, son los más interesados en tener reservas (guardar para cuando no hay)

Sí, allí estaban, en Coia, alentando por los que ya no irán nunca más, con Manolo Bacallao  cantando aquello que todos cantamos cuando algo nos oprime o nos roe en el alma. Cuánto queda y cuánto se olvida. Pero el mar achica. Y el pescado se va hacia el norte, dicen que a causa del cambio climático, como por el cacareado relevo laboral se van por el mar abajo el presente y el futuro del mar que nos lleva a otra dimensión.

Emoción sin contención a manos llenas en los corredores de Coia.

AETINAPE vive sus primeros 40 años. Quien pudiera con vosotros volar.