SENTENCIA OCEANOGRÁFICOS

SENTENCIA OCEANOGRÁFICOS

Un juzgado de Vigo obliga a remunerar las guardias localizadas de maquinistas en oceanográficos

La Voz

El grupo Tragsa tendrá que abonar 8.000 euros a un mecánico y 24.000 euros a otro al reconocer que se encuentran «a disposición de la empresa» durante las horas de vigilancia

Dos trabajadores de los oceanográficos Miguel Oliver y Sarmiento de Gamboa son protagonistas de dos sentencias pioneras que condenan a la empresa Tecnologías y Servicios Agrarios, que forma parte del grupo público Tragsa, a remunerar sus guardias. Los juzgados de lo Social 3 y 4 de Vigo reconocen que los demandantes tienen derecho a cobrar las horas de vigilancia porque durante las mismas están «a disposición de la empresa», pendientes de que todos los sistemas funcionen como deben. En primer instancia, la justicia ha obligado a la contratista a abonar 8.000,64 euros a uno de los trabajadores y 24.242,82 euros al otro.

Los mecánicos de los buques de investigación recurrieron a la justicia para que se les reconozca ante Tragsa su derecho a cobrar lo que denominan las horas UMS, que se corresponden con el tiempo que los maquinistas están obligados a permanecer a bordo, sin poder abandonar sus puestos de trabajo, para acudir a la mayor brevedad cuando salten las alarmas debido a fallos en máquinas.

Ahora, los juzgados de lo Social de Vigo precisan que las guardias de disponibilidad de estos maquinistas sí deben abonarse porque «se consideran tiempo de trabajo cuando obligan al empleado a permanecer en las instalaciones de la empresa o en cualquier otro lugar designado por el empleador -incluido el propio domicilio- para acudir en un breve plazo de tiempo al requerimiento empresarial». La justicia añade que estas horas «impiden administrar a voluntad el tiempo para poder dedicarse a sus intereses personales». A mayores, los demandantes precisan que durante los períodos de vigilancia «tampoco podemos situarnos en cualquier lugar del barco, sino donde halla repetidores de alarmas, como zonas comunes o camarotes, pero no en cubierta».

El Miguel Oliver y el Sarmiento de Gamboa son buques de clase UMS (del inglés, espacios de maquinaria desatendidos), en los que «generalmente no hay oficiales de máquinas de guardia en la sala de máquinas», recoge la sentencia en base al informe del capitán. A bordo, «si hay un mal funcionamiento de alguna maquinaria, sonará una alarma en la sala de máquinas, así como en el camarote del personal de máquinas que esté de guardia», insiste el juzgado. El deber del maquinista, en estos casos, «es bajar a la sala de máquinas e investigar la alarma».

Dada esta categoría, los juzgados de Vigo han estimado parcialmente las demandas de los maquinistas y dado luz verde a la retribución de guardias localizadas de máquina desasistida (UMS). Contra ambas sentencias cabe interponer recurso de suplicación ante el TSXG. Fuentes conocedoras del proceso judicial añaden que otros cuatro compañeros que trabajan en oceanográficos están a la espera de juicio para ver reconocidos sus derechos a cobrar las guardias localizadas.