21 Jun EL CAMINO DE LA AMARGURA-ANTON LUACES
Los barcos del cerco de la costa coruñesa están haciendo pública su protesta a golpe de sirena. Lo están por la actuación de dos miembros de la Guardia Civil que, especialmente en el puerto pesquero de A Coruña -tanto en «O Muro» como en Oza- siembran el terror entre los patrones y tripulantes de los cerqueros que desembarcan aquí sus capturas.
El sonido de las bocinas de los más de medio centenar de pesqueros concentrados alertó ayer al colectivo pesquero coruñés y, supuestamente, a los mandos de esos dos números de la Guardia Civil para los que la asociación de armadores Acerga prepara una demanda judicial y una denuncia ante la Valedora do Pobo al considerar que con su actitud no buscan sino perjudicar -sin motivo- a todo el sector cerquero.
«Uno inspecciona hasta lo indecible -afirma un patrón- y el otro anota. Están dedicados de forma obsesiva al levantamiento de actas de infracción. Nos mantienen en constante tensión, porque nunca sabemos qué es lo que buscan. Incluso han querido saber qué hay en el interior de las bolsas de los tripulantes. No les llegan las inspecciones de pesca, de chalecos, de bengalas, etc., están obsesionados con el cerco y sus inspecciones nunca duran menos de 40 minutos y en ocasiones se aproximan a las dos horas en cualquier lugar», relatan los representantes del sector.
Sus actas de infracción parecen ser -afirman los afectados- lo único que les preocupa desde hace varios meses. De nada sirvió la queja formal expresada por Acerga a los mandos de la institución en A Coruña. «Nos traen por el camino de la amargura -afirma otro armador y patrón-. Incluso se esconden tras los contenedores del puerto para saltar sobre los barcos como si desarrollaran una operación contra el narcotráfico. Las suyas son inspecciones abusivas y con intimidación. Lo pueden certificar varios barcos. Es una situación surrealista que, en cualquier momento, puede desembocar en violencia porque su comportamiento con nosotros nos saca de quicio».
Avasallan, aseguran en el puerto de A Coruña patrones que padecen esas inspecciones a las que no se niegan, pero que, consideran, superan lo legalmente establecido. «Van de figuras -dicen- y consideramos que no merecemos ese trato por parte de unos representantes de un cuerpo como es el de la Guardia Civil, con el que convivimos a diario en los puertos gallegos. Y por si fuese poco, sus amenazas de nuevas inspecciones sabemos que no caen en saco roto. La inspección de la pesca no se le niega por ningún barco, es su cometido. Pero no puede ser que las suyas sean siempre actas de infracción y nunca de que lo que hay en el barco es correcto, conforme a la normativa».
Las sirenas de los cerqueros han alarmado a todos los que trabajan en el puerto de A Coruña o residen en las inmediaciones de este. Posiblemente haya llegado su eco al lugar de Lonzas, donde la Guardia Civil tiene su cuartel. Toca esperar.